miércoles, 1 de junio de 2011

Dialogo

          Ayer, en el zoo ocurrió un simulacro inolvidable. El simulacro trataba de una escapada de animales, pero de verdad se fueron. Luís creía que todo iba a salir bien.

- Todos en sus puestos.Cinco,cuatro,tres...

El principió salió bien pero alguien faltaba.

- ¿Marco donde está Agustín?
- ¡Jefe, no está!
- ¿Y qué hacemos ahora?
- Pues no lo se.
- Bueno menos mal que hay público.
- Pero el público no especialista.
- Da igual.

Ellos eligieron a Luis, un chico del público:
- ¿Cómo te llamas?
- Luis.
- Mira, tienes que intentar que no se te escape el orangután.
- Y, ¿cómo lo hago?
- Despistándoles.
- Vale.

          Cinco minutos después, salió el orangután. El joven, que era domador, le entretuvo. Sólo quedaba el orangután para encerrar en su hábitat. El mono se puso furioso. Batió a todos los domadores menos a Luis y al resto del público.

- Luis, ¡Coge un plátano y lánzalo!
- ¿A dónde?
- A su jaula; sólo tenemos una oportunidad.

          Algunas personas lo pasaron fatal con el simulacro, y otras, sin embargo, genial; en concreto una: Luis.


                                                                                                        Mario López

1 comentario:

  1. Muy bien, Mario. He corregido pocas cosas; aunque alguna he hallado. Échale un vistazo:

    Diálogo
    Ayer en el zoo ocurrió un simulacro inolvidable. El simulacro trataba de una escapada de animales, pero de verdad se fueron. Luís creía que todo iba a salir bien.

    - Todos en sus puestos. Cinco, cuatro, tres...

    El principió salió bien, pero alguien faltaba.

    - Marco, ¿dónde está Agustín?
    - ¡Jefe, no está!
    - ¿Y qué hacemos ahora?
    - Pues no lo sé.
    - Bueno, menos mal que hay público.
    - Pero el público no especialista.
    - Da igual.

    Ellos eligieron a Luis, un chico del público:
    - ¿Cómo te llamas?
    - Luis.
    - Mira, tienes que intentar que no se te escape el orangután.
    - Y, ¿cómo lo hago?
    - Despistándoles.
    - Vale.

    Cinco minutos después, salió el orangután. El joven, que era domador, le entretuvo. Sólo quedaba el orangután para encerrar en su hábitat. El mono se puso furioso. Batió a todos los domadores menos a Luis y al resto del público.

    - Luis, ¡Coge un plátano y lánzalo!
    - ¿A dónde?
    - A su jaula; sólo tenemos una oportunidad.

    Algunas personas lo pasaron fatal con el simulacro, y otras, sin embargo, genial; en concreto una: Luis.

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