domingo, 31 de julio de 2011

UN CUENTO CHINO

Una antigua leyenda china cuenta la historia de una mujer que algunos tienen como una bruja pérfida y mala y otros como una madre acogedora y cariñosa.
Su historia data de hace más de 1.000 años.
Yama-uba, (que así se llamaba la mujer) vivía en las montañas de Japón con su madre.
Un mal día su pequeña choza fue arrasada por unos hombres que se lo llevaron todo y mataron a la madre de la chica.
Ella lloró durante días su muerte  y con sus gemidos atrajo a las fieras salvajes. Pero cuando los predadores entraron en la cabaña solo encontraron una lobezna. Los había engañado. Sus poderes se habían revelado. Podía transformarse en lo que quisiera.
Yama-uba creció explotando su don para defenderse y para conseguir alimento.
Una tarde, cuando rezaba en el altar que le había construido a su madre, vio un hombre que se parecía a los que le habían separado de su querida mamá.Un escalofrío de rabia recorrió su cuerpo.
Seguidamente, se transformó en una viejecita indefensa. Atrajo al hombre a su cabaña, y allí lo devoró. Desde entonces fueron muchos hombres los que cayeron en sus trampas.
Pero, un día Yama-uba encontró un niño que tendría la misma edad que ella cuando mataron a su madre.
Ella se enterneció y decidió cuidarle como si fuera su hijo. Al cabo del tiempo, él se convirtió en un valiente guerrero y Yama-uba murió mientras rezaba en el altar de su madre, feliz de reunirse con ella.

Y ahora que has escuchado su historia a ti que te parece: ¿Una bruja o una buena madre?
Elena Heras,5º/6º

1 comentario:

  1. ¡Hooolaaa! ¡Qué alegría! Ya pensaba que nadie iba a escribir este verano. No sabes la sorpresa que me he llevado. Muchísimas gracias, Elena.

    Paso a mirar con lupa lo que has hecho:

    Sólo he hallado una expresión que se puede mejorar. Donde dices "Ella se enterneció", yo escribiría mejor: "Ella se llenó de ternura"

    El resto del texto está magníficamente compuesto. Ah, y a la pregunta final, te respondo con el corazón: Yo pienso que fue una buena madre.

    Un beso, Elena.

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