jueves, 27 de enero de 2011

LA VISITA
Ahora tengo cincuenta y tres años pero, os contaré una siniestra y terrible historia que ocurrió  cuando  tenía trece.
Era una noche tranquila, en la que yo me disponía a acostarme cuando comencé a escuchar una serie de ruidos continuos y fuertes. Sonaban algo así como << Tic, tic, tic, tic >>. Parecía un sonido metálico, pero no lo supe reconocer en su momento. Entonces, me pareció ver una especie de haz de luz y, debajo de él, una persona. Una señora mayor. En ese instante, reconocí algo entre sus manos: un reloj de péndulo,que era lo que probocaba ese sonido. La señora, simplemente me dijo:
-        Se te acaba el tiempo.
Y, desapareció , tan súbitamente como apareció.
Desde ese dia he permanacido alerta y pensativa con solo una cuestión en mi cabeza: ¿Se me acaba el tiempo para que?

                                              FIN

Elena Heras 5º de primaria

1 comentario:

  1. Hola, Elena. Muchas gracias por escribir. He corregido bastantes cosas. Tu tarea ahora sería comparar este texto mío con el tuyo, y ver las mejoras.

    Hay una cosa que no he retocado, pero que no pega: me parece que hay algo que chirría entre el primer párrafo, cuando la protagonista tenía trece años y recibe el anuncio de que se le está terminando el tiempo y el desenlace final, cuando ya tiene cincuenta y tres, y no ha pasado nada que ella sepa. Por ahí hay algún cabo suelto. Ya me explicarás.

    Te lo devuelvo corregido:

    Ahora tengo cincuenta y tres años; pero os contaré una siniestra y terrible historia que ocurrió cuando tenía trece.

    Era una noche tranquila, en la que me disponía a acostarme, cuando comencé a escuchar una serie de ruidos continuos y fuertes: algo así como .

    Parecía un sonido metálico; aunque no lo supe reconocer en su momento. Entonces, me pareció ver una especie de haz de luz y, debajo de él, una persona: una señora mayor.

    Tras unos instantes, reconocí algo que portaba entre sus manos: un reloj de péndulo, que era lo que provocaba ese sonido.

    La señora me dijo simplemente:

    - Se te acaba el tiempo.

    Y desapareció tan súbitamente como apareció.

    Desde ese dia he permanecido, alerta y pensativa, con solo una cuestión en mi cabeza: Se me acaba el tiempo, pero... ¿para qué?

    ResponderEliminar