domingo, 30 de octubre de 2011

LA PRINCESA Y EL LEÓN.

Había una vez, en un reino llamado ``Superlejísimos´´ que, como su propio nombre indica, estaba muy lejos, una torre. Y en esa torre una bella princesa llamada Clarisse. A los seis años, Clarisse había presenciado la caída de su reino ante una poderosa bruja que la había encerrado en aquel insólito lugar. Cuando la princesa creció, se convirtió en una chica muy guapa, con muchos pretendientes que querían salvarla de la torre, pero ninguno lo conseguía, pues en las escaleras para subir a los aposentos de Clarisse, había un espantoso león de tres cabezas que no permitía el paso a nadie. El sueño de la chica no era,(como el de todas las de su época) casarse con un hombre rico y tener muchos hijos. Ella quería viajar, quería conocerlo todo. Así que un día ideó un astuto plan para escaparse de la torre.
Al día siguiente se levantó pronto y repasó los últimos  detalles de su plan. Bajó las escaleras equipada con una cartera y le dijo a la bestia:
-        León, león, tú siempre aquí vigilando.
El monstruo no contestó.
-        Seguro que echas de menos un buen truco de magia –continuó Clarisse.
-        Pues la verdad es que…-continuó el león.
-        ¡No digas más! Yo haré uno ¡Cierra los ojos!
-        Sí, claro ¡Para que te escapes!
-        No, tranquilo, yo te daré mi mano.
El león cerró los ojos y, rápidamente Clarisse extrajo un par de cerillas de su cartera, las encendió, y quemó la pata del león.
La bestia soltó un fuerte rugido y se retorció de dolor, momento que la princesa aprovechó para escaparse y cumplir su sueño.
Elena Heras, 6º.

1 comentario:

  1. Uff... Elena. ¡Qué primeros renglones más complicados!

    Llevaba dando vueltas al principio de tu texto desde que lo publicaste, pero no me terminaba de decidir. Míralo ahora, con todos los cambios que he hecho, a ver qué te parece:

    Había una vez una torre en un reino llamado ``Superlejísimos´´, el cual estaba muy lejos, como su propio nombre indica.

    Y en esa torre, una bella princesa llamada Clarisse. A los seis años, Clarisse había presenciado la caída de su reino ante una poderosa bruja que la había encerrado en aquel insólito lugar.

    Cuando la princesa creció, se convirtió en una chica muy guapa, con muchos pretendientes que querían salvarla de la torre; pero ninguno lo conseguía, pues en las escaleras para subir a los aposentos de Clarisse había un espantoso león de tres cabezas que no permitía el paso a nadie. El sueño de la chica no era, como el de todas las de su época, casarse con un hombre rico y tener muchos hijos. Ella quería viajar, quería conocerlo todo. Así que un día ideó un astuto plan para escaparse de la torre.

    Al día siguiente se levantó pronto y repasó los últimos detalles. Bajó las escaleras equipada con una cartera y le dijo a la bestia:

    - León, león, tú siempre aquí vigilando.

    El monstruo no contestó.

    - Seguro que echas de menos un buen truco de magia –continuó Clarisse.

    - Pues la verdad es que… -continuó el león.

    - ¡No digas más! Yo haré uno ¡Cierra los ojos!

    - Sí, claro ¡Para que te escapes!

    - No, tranquilo; yo te daré mi mano.

    El león cerró los ojos y, rápidamente, Clarisse extrajo un par de cerillas de su cartera, las encendió, y quemó la pata del león.

    La bestia soltó un fuerte rugido y se retorció de dolor, momento que la princesa aprovechó para escaparse y cumplir su sueño.

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