lunes, 23 de mayo de 2011

UNA HISTORIA INFERNAL
(Relato)
Una vez, estaba un niño con su abuelo en una tienda.
Observando las ofertas del pasillo de las consolas, se percató de que había un videojuego para la PSP “mazo guapo” y le pregunté a su abuelo:
¿Abuelito, podrías comprarme ese juego?
El le respondió:
-No tengo dinero, Pedro. Además, dentro de poco va a ser tu cumpleaños.
-<< ¡Vete al infierno!>> -pensó. De repente, la tienda se oscureció y una figura roja estaba, de alguna manera, estaba flotando en el aire (¡era el demonio!) con voz ronca me dijo:
-Tus deseos son órdenes, ¿Cuándo quieres que me lo lleve?
- ¿Quién es este, qué…?
-¡No!-le cortó. Llévame a mí, al fin y al cabo es culpa mía que él se encuentre en esta situación.-Se lamentó Pedro.
-Me sorprendes, chico. Nunca había visto a un niño mostrar tanto afecto por los demás.
Por haberme demostrado el cariño que tienes a tus familiares, os dejaré marchar. Pero la próxima vez, ten cuidado con lo que piensas.-Y desde entonces Pedro no ha vuelto a llevarle la contraria a su abuelo.
FIN
Adrián Pantoja 5º

1 comentario:

  1. Bonita historia, muy bien narrada y sin apenas faltas de ortografía. Muchas gracias, Adrián. Teníamos el blog un poquitín "muerto". Aquí te dejo la corrección:

    Una vez, estaba un niño con su abuelo en una tienda.

    Observando las ofertas del pasillo de las consolas, se percató de que había un videojuego para la PSP “mazo guapo” y le preguntó a su abuelo:

    -¿Abuelito, podrías comprarme ese juego?

    Él le respondió:

    -No tengo dinero, Pedro. Además, dentro de poco va a ser tu cumpleaños.

    << ¡Vete al infierno!>> -pensó el niño. De repente, la tienda se oscureció y una figura roja, de alguna manera, estaba flotando en el aire. ¡Era el demonio!, que con voz ronca me dijo:

    -Tus deseos son órdenes. ¿Cuándo quieres que me lo lleve?
    - ¿Quién es este, qué…?

    -¡No!-le cortó. Llévame a mí, al fin y al cabo es culpa mía que él se encuentre en esta situación-Se lamentó Pedro.

    -Me sorprendes, chico. Nunca había visto a un niño mostrar tanto afecto por los demás. Por haberme demostrado el cariño que tienes a tus familiares, os dejaré marchar. Pero la próxima vez, ten cuidado con lo que piensas.

    Y desde entonces, Pedro no ha vuelto a llevarle la contraria a su abuelo.

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