miércoles, 9 de febrero de 2011

COMPOSICIÓN

En un pueblo de Sierra Morena, en la falda de una gran montaña, había una choza hecha de madera. Allí vivíamos mi abuelo Vicente y yo.
Una mañana, como casi siempre, mi abuelo y yo salimos a cazar. Cazamos seis tórtolas y dos conejos, lo suficiente para comer esa semana.
Ya íbamos para casa cuando, de repente, algo inquietante nos detuvo, un sonido algo extraño. Sonaba así: auuuuuuuu. Mi abuelo miró hacia atrás, un lobo hambriento nos miraba con cra arrogante. Mi abuelo me dijo que me estuviera quieta. Él iba a intentar darle un tiro, pero cuando apuntó hacia el lobo, éste se abalanzó sobre él y acabó con su vida.
Ahora tengo 43 años; pero todavía me acuerdo del sabor de los huevos fritos y la leche recién odeñada que me preparaba mi abuelo para desayunar.

Nadia Azcutia Díaz (5º)
C.E.I.P Rosalía de Castro (Getafe)

1 comentario:

  1. Nadia, estaba casi perfecto. Aunque, buscando, buscando... siempre se encuentra algo que pulir. No dejes de compararlo con el mío: es la forma de ir mejorando. La madera de escritora ya la tienes. Aprovecha la oportunidad.

    "En un pueblo de Sierra Morena, en la falda de una montaña, había una choza hecha de madera. Allí vivíamos mi abuelo Vicente y yo.

    Una mañana, como casi siempre, salimos juntos a cazar. Cayeron seis tórtolas y dos conejos, lo suficiente para comer esa semana.

    Ya íbamos para casa cuando, de repente, algo inquietante, un aullido extraño, nos detuvo. Sonaba así: auuuuuuuu...

    Miramos hacia atrás: un lobo hambriento nos acechaba con expresión arrogante. Mi abuelo me dijo que me estuviera quieta, que él iba a intentar darle un tiro. Pero cuando apuntó hacia el lobo, éste se abalanzó sobre él y acabó con su vida.

    Ahora, a mis cuarenta y tres años, todavía me acuerdo del sabor de los huevos fritos y la leche recién ordeñada que me preparaba para desayunar.

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