Un día soleado, paseaba por la calle. Iba tranquilo leyendo el periódico. La vida me sonreía: era feliz. De pronto, en un gran árbol divise un mono. Me acerque unos pasos. En ese instante no tenía ningún cacahuete. Y eso que a mí me encantan. Cada día que voy al supermercado compro una bolsa llena, y fui a casa y se lo conté a mama. Ella no me creyó y la lleve al sitio donde le vi y no estaba. Al día siguiente me lo encontré otra vez y se lo dije a mama pero lo único es que me lo lleve a casa y mi madre se lo pudo creer.
Mario
López
y
Gonzalo
Medina
Muy bien, muy bien. Os ha quedado un texto bastante trabajado.
ResponderEliminarUn día soleado, paseaba por la calle. Iba tranquilo leyendo el periódico. La vida me sonreía: era feliz. De pronto, en un gran árbol divisé un mono. Me acerqué unos pasos. En ese instante no tenía ningún cacahuete. Y eso que a mí me encantan. Cada día que voy al supermercado compro una bolsa llena. Cuando llegué a casa, se lo conté a mama. Ella no me creyó y la lleve al sitio donde le vi y no estaba. Al día siguiente me lo encontré otra vez y se lo dije a mama; pero lo único es que me lo lleve a casa y mi madre se lo pudo creer.